Sesiones de evaluación y tratamiento

Las sesiones de evaluación y tratamiento tienen un horario de 10 a 14 horas de lunes a jueves y de 10 a 17 horas los viernes, siendo necesario pedir cita previa.


Experta en:


Trastonos de ansiedad ( angustia, agorafobia, estrés postraumático, obsesivo-compulsivo, ansiedad generalizada, ansiedad por separación,...)


Trastornos del estado del ánimo (depresión y bipolar)


Estrés general (trabajo, problemas personales..)


Tabaquismo


Problemas de pareja


Problemas escolares ( dislexia, discalculia, disgrafía,tdah...)

Clases de Apoyo Escolar y Técnicas de Estudio

En gran parte de las ocasiones, el problema que presentan los estudiantes es que no saben cómo estudiar las diferentes materias y que no tienen un hábito de estudio adecuado; es por ello que el objetivo principal de estas clases es establecer un hábito adecuado de estudio y ayudar al alumno a "aprender a estudiar" de una manera productiva. Aquí hacen los deberes diarios y preparan los examenes bajo la supervisión de una psicóloga con experiencia que les da las pautas más adecuadas para que su trabajo sea productivo a la vez que más gratificante y adaptado a sus necesidades.

Estas clases se imparten de lunes a jueves a lo largo de todo el curso académico y durante los meses de verano.

Horarios

Durante el curso el horario es de 4.30 a 8.00pm

En verano (de julio a septiembre) el horario es de 10 a 2 pm


Precio

100€/mes

El horario lo establecen los padres al hacer la matrícula en el centro pudiendo ser de 4:30 a 8 de lunes a jueves.

Material necesario

Agenda
Cuaderno

Durante el primer mes, el alumno será evaluado con el fín de establecer las pautas de funcionamiento más adecuadas y adaptadas a sus características.
Será imprescidible la colaboración de los padres en este proceso.





lunes, 20 de abril de 2020

Pautas psicológicas para afrontar situación coronavirus sanitarios

Pautas psicológicas básicas para profesionales sanitarios
España cuenta con un sistema sanitario maravilloso gracias a vosotros, NUESTROS SANITARIOS. Nunca debemos olvidar que los sistemas están compuestos por personas y que su correcto funcionamiento depende de cada una de esas personas que lo constituyen. Creo que a estas alturas, nadie duda de que nuestros profesionales sanitarios son ejemplares ya que están demostrando día tras día que su afán por ayudar y proteger está por encima de su propia seguridad. No obstante, todo ese esfuerzo puede tener consecuencias tanto físicas como emocionales. Por desgracia, me resulta imposible ofrecer unas pautas que sean de utilidad tanto colectiva como individual para cada uno de vosotros ya que cada persona cuenta con unas características, un bagaje profesional y unas estrategias distintas pero intentaré ofreceros unas recomendaciones generales que podrían ayudaros a sobrellevar esta situación de una manera más adaptativa.
  1. Miedo a contagiarte y a contagiar. Es perfectamente normal que experimentes este temor, no trates de reprimirlo, habla con él con tus compañeros y familiares pero una vez te hayas desahogado, trata de aceptar que esa posibilidad existe y céntrate en desarrollar todos aquellos comportamientos que minimizan dicho riesgo. Puedes idear nuevas maneras de protegerte o potenciar tus competencias actuales. Por otro lado, puede que temas contagiarte por dejar de ser útil y suponer una carga para un sistema ya colapsado o simplemente por miedo a morir. Bien, trata de ser objetiv@ y pensar si ese temor tiene alguna utilidad real, si te ayuda a protegerte y a proteger a los demás y si no es así, centra tu mente en hacer lo que sí puedes hacer lo mejor y mas eficazmente posible. Si te centras en lo que no podrás hacer si te contagias o en sus posibles consecuencias, dejarás de ser tan eficaz y tu esfuerzo no será todo lo útil que debiera llegando incluso a predisponerte al contagio por la falta de concentración.
 2. No puedo hacer todo lo que debería o podría hacer por falta de medios. Dada la situación de colapso actual en el sistema sanitario, es muy probable que no cuentes con los medios y el tiempo necesarios para desarrollar adecuadamente tu labor como profesional sanitario. Es perfectamente lógico que esto te genere miedo, incertidumbre, impotencia o frustración y, si no se afronta correctamente, puede desencadenar en problemas psicológicos. Experimentar esas emociones negativas no es algo anormal o malo y reprimirlas no te ayudará, habla sobre ellas con compañeros y familiares pero también debes trabajar con ellas para evitar un bloqueo que no haría más que aumentar el malestar. En primer lugar trata de decirte a tí mismo”estoy pensando que...” para definir el pensamiento que te está provocando esa emoción. Cuando lo tengas definido es el momento de ser realista y objetiv@ y de buscar pruebas que verifiquen o anulen la realidad y utilidad de ese pensamiento. Si piensas que deberías hacer más de lo que haces escribe qué es lo que haces y qué es lo que deberías hacer. Luego razona si lo que crees que deberías hacer, realmente puedes hacerlo o si hay limitaciones insalvables. Esto te ayudará a redefinir tu trabajo en caso de poder hacer más o a entender que, por mucho que lo desees, no depende de tí o tu esfuerzo. En el caso de

tratarse de alguna situación que ya no tiene arreglo de nada te sirve pensar obsesivamente en lo que podrías haber hecho, trata de centrarte en cómo hacerlo ahora analizando si lo que ha fallado podías evitarlo y si es así cambia lo que debas y sigue adelante ayudando a quien te necesita. No uses frases del tipo “mantenga la calma” o “todo va a ir bien” ya que realmente no ayudan y cámbialas por otras como “entiendo que esté asustado pero estamos trabajando todo lo que podemos por ustedes”.
3. Situación de estrés constante durante muchos días. Llevas muchos días trabajando practicamente sin descanso y sobrellevando situaciones de un estrés extremo durante toda tu jornada laboral, es normal que sientas agotamiento físico y psicológico. Si alguien está sufriendo las consecuencias de esta enfermedad con mayor crudeza sois vosotros y los propios enfermos. Cualquier situación estresante provoca una respuesta de hiperactivación en los seres vivos y activa la señal de alarma en nuestro cerebro, si a esto le sumamos que vuestro estrés proviene de una situación de alerta mundial en la que peligra la vida de otras personas, es perfectamente lógico que te sientas abrumad@ y que aparezcan síntomas de ansiedad y depresión. Una buena manera de rebajar esa activación es aplicar alguna técnica de relajación. Actualmente puedes encontrar multitud de apps, audios o videos que te pueden ser de utilidad. Te recomiendo que busques la que más se adapte a tí y la practiques a diario en tus descansos o tu tiempo libre. Igualmente es vital que tu tiempo en familia sea agradable y positivo. Realiza actividades agradables cobn tu pareja y/o hijos que te ayuden a deconectar de tu labor profesional; lo necesitas para ser más eficaz durante tu turno laboral. No dediques tu tiempo de descanso a leer o hablar sobre cosas del Covid-19 o sobre lo ocurrido durante tu jornada, recuerda siempre que necesitas relajarte y desconectar. La práctica de algún deporte o la realización de algún ejercicio te aportaría un bienestar general tanto física como psicológicamente. Recuerda que el ejercicio favorece la liberación de endorfinas y hará que tu estado emocional mejore y afrontes mejor tu complicada jornada laboral. Durante tu jornada puedes hacer paradas cortas de deconexión para aumentar tu eficacia.
 4. Céntrate en lo positivo. Evita la sobreinformación, no mires continuamente las noticias ni hables con compañeros sobre la situación en otros hospitales o regiones más de lo estrictamente necesario. Escuchar continuamente informaciones negativas no te ayudará a realizar mejor tu trabajo. Puedes centrarte en el reconocimiento social que tu trabajo está teniendo, en todos los mensajes de agradecimiento que recibes y recibe todo tu colectivo. También puedes dedicar un tiempo a analizar tu eficacia y cómo tu esfuerzo ayuda a curar a personas y a que puedan volver con sus familiares. Por último, dedícate un tiempo para escuchar esos aplausos diarios con los que los ciudadanos tratamos de haceros llegar nuestro agradecimiento.
 5. Un ataque de pánico o sentimientos depresivos. En nuestra rutina diaria suelen aparecer situaciones estresantes que ponen a prueba nuestras estrategias de afrontamiento y provocan la aparición de sensaciones fisiológicas de carácter ansiógeno pero somos perfectamente capaces de gestionarlas y controlarlas. Esta situación que estamos viviendo, es generadora de un estrés extremo y sostenido por lo que es posible que tus estrategias de afrontamiento que siempre te han funcionado, dejen de hacerlo y experimentes un ataque de pánico o surjan pensamientos negativos incontrolables. Debes saber que en un ataque de ansiedad, el pico de malestar suele llegar a los 10-20 minutos y a

partir de ese momento el nivel de malestar irá descendiendo hasta desaparecer (podría durar hasta 2 horas pero es poco probable). Gran parte de la población ha sufrido o sufrirá un ataque de pánico a lo largo de su vida y parece bastante lógico que, dadas las circunstancias, puedas experimentarlo ahora. No le des demasiada importancia, ni conviertas ese miedo (a morir, perder el control o a que ocurrra algo malo) en algo real; es parte del ataque de pánico. No te va a ocurrir aquello que temiste durante el ataque de pánico, es solo parte del proceso y se pasará, el cuerpo tiende a la homeostasis y volverá a su nivel de base. Por otro lado, estas durísimas cinrcuntancias pueden provocar la aparición de pensamientos negativos y sentimientos de tristeza, apatía, frustración o rabia. Define esos pensamientos negativos y trabaja con ellos para hacerlos realistas y adaptativos.
• Es importante que mantengas una buena rutina de sueño, una adecuada alimentación y la realización de actividades agradables y ejercicio aunque no te apetezca demasiado. Recuerda que si quieres ser eficaz y que tu esfuerzo sea útil, deber protegerte tanto física como psicológicamente y dedicarte tiempo para tí.

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